15 mar 2009
Té en el Templo Taoísta
Pintura por Ni Zan
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Pensar en té es pensar en China, su país de origen; y pensar en China es pensar en el Taoísmo. Hasta Lu Xun, escritor chino contemporáneo que participó en la revolución cultural, dijo: “a nadie le disgusta Tao. Comprender esto es comprender la mitad de la China”.
Muchos siglos antes de Lu Xun, Ní Zan (倪瓚) (1301-1374) un buen día decidió deshacerse de la mayoría de sus pertenencias. Las repartió entre familiares y amigos. Conservó para él algunas cosas favoritas y se fue a vivir a un barco, con el que viajó por los ríos de China. Ni Zan fue un gran pintor, calígrafo y poeta, uno de los cuatro maestros de la dinastía Yuan, y un taoísta de la Escuela Long Men (Puerta del Dragón). No vendía sus obras; o bien las regalaba, o las cambiaba por lo que necesitara en el momento. En uno de sus viajes, se albergó por un tiempo en el templo taoísta que había construido el maestro Xun-zhung. Durante su estadía en ese lugar, el té no podía estar ausente y escribió esto:
“El maestro Xun-zhung construyó una sala de meditación en la puerta Este de Wu Xi y la llamó El Templo de Xun Wen. Es un lugar tranquilo, espacioso y luminoso, donde descanso… descarto los asuntos mundanos y dejo que mi mente pasee en un mundo de simpleza y pureza. Temprano por la mañana, después de refrescarme, me concentro en los sutras. Todo el día me mantengo en compañía de los antiguos taoístas. Me olvido de mi mismo y alcanzo Tao. Qué alegre estoy cuando he obtenido Tao. A los pies de la colina Xi Shen hay un arroyo, dulce y claro, diferente del agua común. La colina está a solo pocas millas al oeste del templo. Por la mañana y el anochecer llevo el agua del arroyo a casa y hago té. Después que he estudiado los libros taoístas bebo esta agua. Estoy lleno de alegría y entonces canto así:
¡Que profundamente silencioso es el templo de Tao!
Ilimitado e infinito, es el lugar de residencia de lo divino.
El salón de luz es amplio y alto, también reverenciado con silencio,
Árboles con hojas coloreadas están creciendo y extendiéndose.
Olvidado de las palabras, paseo y descanso aquí,
He descartado el mundo de la fama y la ganancia.
Que elegante el sol de la mañana, brillando sobre las balsas y los aleros,
Que frescas son la terraza y la laguna después de la lluvia.
Quemo incienso para romper el profundo silencio,
Y bebo el agua del arroyo y me relajo con alegría.
Penetro las maravillas de Tao,
Y canto lo antiguos sutras.
Cuando mi mente está cómoda mi espíritu está alegre,
Cuando se obtiene el entendimiento, no queda nada por comprender.
¿Quién puede decir que el reino del Tao está lejos nuestro?
Que tranquilo es, como al comienzo del Cielo y la Tierra”.
Un proverbio chino dice “cuando bebas agua, piensa en su fuente”. Las interpretaciones incluyen lo literal y todas las analogías. Ni Zan muestra que el Tao no es algo remoto e inalcanzable. Por el contrario, nos cuesta verlo ¡de la misma forma que nos cuesta ver nuestra propia nariz! Comienza alabando el silencio del templo. En chino, para silencio y para tranquilidad se usa el mismo ideograma. Un sutra taoísta que se recita todos los días en los monasterios y ermitas es, justamente, el “Clásico de la Pura tranquilidad”. Todavía no conseguí el original del poema en chino, pero la tranquilidad y el silencio están permanentemente presentes. Las dos líneas finales dicen: “¿Quién puede decir que el reino del Tao está lejos nuestro? Que tranquilo es, como al comienzo del Cielo y la Tierra”. Al comienzo del Cielo y la Tierra alude al estado de no-manifestación, o en el caso de la meditación —taoísta o buddhista— el estado más allá de pensar y no pensar. Ahora podemos parar con la filosofía, encender una varilla de incienso y… ¡tomar cinco tazas de té!
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