25 may 2010

Retornar a la Naturaleza


Cuando en la ciudad el cielo repentinamente se nubla y cae una lluvia fuerte, muchos se sorprenden. Hace muchos años, oí a alguien decir que en la ciudad la lluvia es un anacronismo. Más o menos por ese tiempo, otros ya consideraban a las ciudades como un anacronismo. Tomaron conciencia de que los humanos no estamos hechos para vivir en grandes conglomerados. Los científicos hicieron experimentos con ratas, porque tienen comportamientos similares a los humanos. Puestas en un medio superpoblado —de ratas, por supuesto— los pobres bichos empezaron a actuar como los humanos en las grandes ciudades. Hasta se mataron entre ellas, algo que nunca había sucedido antes.

¿Por qué sucede esto? Sucede porque no es natural. Vivimos en un planeta, el planeta es un organismo. Todos los seres vivos, los tres reinos, animal, mineral y vegetal obedecen a leyes inmutables. No hay forma de escapar de esto. Las siembras hay que hacerlas en el momento correcto, y no se puede tirar de los brotes para hacer crecer el pasto. La tierra sigue su trayectoria alrededor del sol. El sistema solar sigue su trayectoria junto con la galaxia. El corazón bombéa la sangre, que circula por nuestro cuerpo. Los electrones giran alrededor del núcleo del átomo. Esto se llama Naturaleza. Podemos apartarnos de la naturaleza. Seguro podemos plantar las semillas cuando se nos antoje. Lo que no podemos es querer que las plantas crezcan si no plantamos en el momento correcto. no ese puede ir contra la naturaleza. Desde los filósofos hasta los científicos, todos se volvieron conscientes de que apartarse de este error grave. Entonces advirtieron, y nos advirtieron de la necesidad de retornar a la naturaleza. Volver a la tierra.

Muchos creen que retornar a la naturaleza es solamente ir a vivir fuera de las grandes ciudades. Sin embargo, esto puede no ser suficiente. Hay quienes lo hacen, y no por eso viven mejor. El cambio, como cualquier cambio real, necesita ser natural. Tiene que funcionar igual que una semilla. La fuerza de la semilla está en su interior. La nuestra también. Esa es la ilimitada fuerza de la vida. Un antiguo poema que habla de esto,

La mente del hombre busca hacia afuera todo el día.
Cuanto más lejos llega,
Tanto más se opone a sí misma.
Sólo aquellos que miran hacia adentro,
Pueden censurar sus pasiones,
Y cesar sus pensamientos.
Pudiendo cesar sus pensamientos,
Sus mentes devienen tranquilas.
Tranquilizar la mente es nutrir el espíritu de uno,
Nutrir el espíritu es retornar a la Naturaleza.

Es un antiguo poema taoísta. Los que pueden leer inglés lo van a encotrar en Creativity and Taoism, un libro excelente, escrito por Chang Chung-yuan, profesor de filosofía en la Universidad de Hawaii. No es necesario tener interés en el taoísmo para leerlo, basta con tener interés en la creatividad. Después de todo, en la vida es mejor ser creativo. La naturaleza es creativa. Vivimos en un constante proceso de creación. Actuar en armonía con esto es simplemente natural, como cocinar y comer cuando tenemos hambre, y sonreír en el ojo de la mente.

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