Tarde apacible con cielo despejado. El fuego arde en la salamandra de la cabaña, haciendo más intenso el silencio del lugar. Dan y Juan, sentados a su mesa favorita cerca de una ventana, beben su té Oloong mientras miran el paisaje y escuchan el silencio. Luis, sentado en una silla, lee tranquilo. Ni Dan ni Juan le preguntaron qué lee. La puerta de abre, silenciosa. Tommy camina hasta la mesa de sus amigos, con andar sereno. Tres miradas sonrientes, que son una sola sonrisa en el corazón, tan cálido como el fuego de la salamandra. Tommy y Luis se miran a los ojos, ambos asienten en silencio. Una taza más en la mesa, más agua en la tetera. El sonido del té se funde con el sonido del fuego. Finalmente se escucha la voz de Dan.
— Nuestro buen amigo taoísta… hace como dos semanas que no te veíamos… ¿recluído?
— Oh… el clima invitaba a quedarse en casa. Buena lectura, buena práctica… reconfortante ¿no?
— Seguro ¿Qué mejor modo de mantenerse despierto? Quiero decir, de mantener la mente atenta, alerta, consciente de cada momento de la vida.
— Exacto. Para recorrer por la vida hace falta un camino, un sendero. Y para recorrerlo, la guía de quien ya lo hizo antes. Conoce cada detalle, cada obstáculo y cómo solucionarlo. Yo elegí este camino, el taoísmo, pero no es el único. Lo importante es que el camino sea auténtico, que realmente lleve al destino que se busca. Y que el que guía, el maestro, realmente lo sea. No es suficiente con que tenga un montón de conocimientos. Muchos de nosotros los tenemos, pero un maestro tiene que reunir cualidades muy precisas, y un linaje auténtico. Hay mucha gente que no entiende la importancia de esto. A nadie se le ocurriría, en un vuelo internacional, subirse a un jet con un piloto que dice ser un piloto, pero no reúne todas las cualidades que tiene que tener ¿verdad?
— Cierto. Y seguir cualquier camino, yoga, taoísmo, buddhismo, sufismo, druida… lo que sea, no es menos delicado.
— Absolutamente. Si la transmisión no es correcta, el camino no es real. No sólo no lleva al destino buscado, puede llevar a uno desastroso. Si no hay comprensión correcta ¿qué se puede esperar? Por ejemplo, cuando empecé a entrenar con mis maestros, yo ya conocía de memoria una gran parte de muchos textos. Tao Te Ching, I Ching, Chuang-tzu, Lieh-tzu, el Sutra de la Serenidad Constante, Yin Fu Ching… pero me faltaba la transmisión. Cuando mis maestros explicaban todo cambió. Fue como si los hubiera leído por primera vez. Por supuesto conocer todo eso, tenerlo en la mente es una ayuda muy valiosa para comprender lo que explica un maestro. Pero sin la trasmisión… ¡es como querer aprender a tocar el piano leyendo un manual, y más difícl que tocar un trombón de varas en una cabina telefónica!
— Muy graciosa tu analogía. Vale para cualquier camino de cualquier tradición espiritual.
— La práctica es importante, hay que constatar permanentemente. Una vez me dieron esta lista, fíjense cómo les cae a ustedes.
- Si puedes empezar el día sin cafeína ni píldoras estimulantes,
- Si puedes estar alegre, ignorando dolores y fatigas,
- Si puedes resistir de quejarte y aburrir a la gente con tus problemas,
- Si puedes comer la misma comida todos los días y estar agradecido por eso,
- Si puedes comprender cuando los seres queridos están demasiado ocupados para darte su tiempo,
- Si puedes pasar por alto cuando la gente te carga cosas cuando, no por una falta tuya algo sale mal,
- Si puedes tomar la crítica y la culpa sin resentimiento,
- Si puedes conquistar la tensión sin ayuda médica,
- Si puedes dormir sin la ayuda de drogas,
- Si puedes hacer todas estas cosas…
- Entonces probablemente… seas el perro de la familia.
— ¡Arf!
No hay comentarios:
Publicar un comentario